Читать книгу 100 años de periodismo en el Perú. 1900-1948 онлайн
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1.2 Cuando la seguridad nacional está en riesgo
La invasión chilena marcó un antes y un después en el diarismo local. Los grandes periódicos políticos se unieron para hacer frente al enemigo. Es probable que las tiradas se incrementaran, por la necesidad de los lectores de conocer lo que sucedía en el campo de batalla. Pero el fatídico año de 1879 todos difundieron los telegramas oficiales y no oficiales que, cual partes de guerra, dieron cuenta del avance del enemigo.
En los preludios angustiosos de la guerra, los diarios traducen la enorme palpitación colectiva. Los editoriales de Aramburú […] condensan la álgida emoción de la muchedumbre patriótica, denuncian la alevosa preparación del agresor rapaz y sueñan inútil y generosamente en convertir su odio en proyectiles (Porras 1970: 36).
En agosto de 1879, estos medios publicaron los enjundiosos editoriales de su competencia, como una gaceta de prensa, en una práctica que se mantuvo durante los primeros años del siglo XX.
Redactores de experiencia marcharon desde Lima hacia el sur como corresponsales de sus periódicos. Por El Comercio, Guillermo Carrillo partió el 13 de setiembre con el encargo de hacer una mejor cobertura, luego de detectarse “algunas fallas en nuestro servicio noticioso”, para lo cual contaba con la autorización de “hacer los arreglos y tomar las determinaciones que juzgue más provechosas a los intereses del diario” (El Comercio, 13 de setiembre de 1879). Su director, José Antonio Miró Quesada, ya había sido comisionado a mediados de ese año por el presidente del Consejo de Ministros, general Manuel de Mendiburu, para embarcar desde Panamá un cargamento de armas para la guerra. El tema de los armamentos fue un asunto neurálgico.