Читать книгу Carrera Mortal онлайн
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La gente que gritaba desde la acera mientras el imbécil era expulsado de la entrada tenía razón. Ese desgraciado era una escoria. Era la encarnación del mal, que escondía sus inclinaciones asesinas para salir de fiesta y conducir borracho bajo una atractiva jeta que le daba ganas de vomitar. Escupió su chicle, ahora insípido, sobre el techo plano y alquitranado, suavizado por el duro sol de Los Ángeles, y el aire se impregnó de los humos aceitosos.
Entrecerró los ojos a través del visor. Su punto de vista, reconocido hace semanas, le ofrecía una vista sin obstáculos de la conferencia de prensa. Estaba preparada para captar la fracción de segundo. Su estómago refunfuñó, recordándole que se había olvidado de comer ese día. Más tarde. Haz el trabajo primero. Pero incluso su bien entrenada mente no podía evitar revivir el crimen que la había llevado a esta exacta coyuntura. Las imágenes la acechaban, día y noche, los fantasmas exigiendo justicia por su asesinato a manos de un psicópata que no había tenido reparos en arriesgar la vida de otra persona, conduciendo borracho una vez más.