Читать книгу Informe 2084. Una historia oral del Gran Calentamiento онлайн
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De camino a Nerja desde Córdoba y Granada, vi los restos carbonizados de decenas de miles de olivos, el monocultivo que solía dominar el sur de España. A medida que la región se calentó, los olivos se secaron, dejándolos susceptibles a incendios y enfermedades. Hoy en día, el cultivo del olivo se ha desplazado de España e Italia al norte, hacia Francia, Alemania e incluso Inglaterra.
Desde Nerja, la señora Mercier viajó a Gibraltar.
Tuve muchos problemas para encontrar transporte para bajar hasta aquí y regresar. Lo que solía tomarme medio día en auto, me tomó cuatro. Gibraltar, que solía ser una de las joyas de la corona del Imperio británico, protegía la entrada y salida del Mediterráneo. Pero a sólo unas millas de distancia por mar se encuentra Marruecos, una proximidad que convirtió a Gibraltar en una meca natural para los migrantes climáticos.
En mi investigación de preparación para el viaje, encontré un informe de la década de 2010 que señalaba que la migración a la Unión Europea ya había aumentado debido al incremento del calor, la sequía y el desorden social resultante. Un estudio proyectaba que el número anual de migrantes aumentaría de trescientos cincuenta mil al doble para 2100. Pero este estudio, como muchos de ese periodo, independientemente del tema, proyectó el futuro basado en el pasado, y éste no era una buena guía cuando había una “nueva normalidad” cada año o dos. Estas proyecciones casi nunca tuvieron en cuenta el calentamiento global y sus efectos secundarios. Ahora, nadie sabe cuántos migrantes han logrado llegar a Europa desde África, el Medio Oriente y lo que solíamos llamar Europa del Este, pero ciertamente el número es de cientos de millones, tal vez quinientos millones. Y vienen más.