Читать книгу El Tigre del Subte . Y otros cuentos del encierro онлайн
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Por su parte, a círculo le parecía divertido participar en el experimento, sobre todo porque pondrían en evidencia la errónea teoría de triángulo.
Es así como triángulo con mucho cariño, y sobre todo respeto, hizo una pequeña ruptura en las formas de cuadrado y de círculo. Los acomodó muy suavemente sobre un diván y los desplegó cuan largos eran.
Por unos instantes se quedaron expectantes. El silencio los asaltó. Para el asombro de todos, eran dos líneas idénticas. Luego de varios cruces de tensas miradas, volvieron a su forma habitual y enmudecidos, se marcharon. Nunca más volvieron a hablar sobre su apariencia.
A Dora Delfino
UNA COPA
Cerró plácidamente los ojos mientras recostó su cabeza en la ventana.
El paisaje se alejaba de forma continua y eso era lo que más le gustaba de viajar en tren. La monotonía del horizonte le producía un adormecimiento especial. Al cerrar los ojos el movimiento del tren la acunaba; su mente viajaba y volaba sin riendas.
Silvana imaginó cómo una pequeña esfera rodaba por el campo, acompañando al tren. Luego, cuando se percató ella, la esfera, que era observada por Silvana, se enterró en el paisaje vasto, y todo se inmovilizó frente a sus ojos, pero no se detuvo de forma normal. Ahora era una visión constante, rápida y borrosa. Es decir, todo lo que veía transcurría de forma acelerada, pero el tren seguía arrullándola suavemente.