Читать книгу El misterio de los días. Claves para sanar y reinventar la vida онлайн
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“¡¡Gracias!!”, le respondo. “¿Qué necesito llevar? ¿Y cuánto tengo que pagar?”.
Entonces, me contesta mis inquietudes, cerrando la conversación sin más que con un “nos vemos mañana”.
Le pido a la recepcionista que llame a un taxi y vuelvo a mi hotel.
¿Ilusionada? ¿Desilusionada? ¿Cuál es el pensamiento que voy a alimentar hoy?
En la habitación a solas me sigo preguntando: ¿qué es lo que siento?
El día no ha terminado, es hora de comer algo. Me ducho y cambio de ropa, llevo poco equipaje, lo que es un tremendo logro para mí. Aprendí que no puedo acarrear más cosas de las que mi cuerpo puede cargar y tengo que reconocer que ese aprendizaje me llevó muchos años, pero al final somos seres de costumbres.
Bajo al pequeño restaurante del hotel en el que alojo en Tel Aviv y pido algo típico, “shawarma en pan pita con hummus”. No sé hablar hebreo y me las arreglo con el poco inglés que manejo.
Me tomo un té y retorno a mi habitación, ordeno mis cosas, abro mi computador, la clave de internet está en una tarjeta pegada en el pequeño escritorio. Entonces me asalta la duda: ¿habrá un refugio de emergencia en este hotel? Por los medios de comunicación he sabido que en este país se vive en amenaza permanente, ¿cómo alcanzaré paz estando en este lugar?