Читать книгу 100 años de periodismo en el Perú. 1900-1948 онлайн
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Estos acontecimientos salieron a la luz cuando el Califa volvió a la Presidencia de la República a fines del siglo XIX, en otro contexto y con otros aliados: sus antiguos enemigos, entre los que se encontraban varios medios de prensa.
2. Nuevas y viejas adhesiones partidarias
Después de la Guerra del Pacífico, periódicos como El Comercio, El Nacional y La Opinión Nacional —que competían entre sí— debieron emprender su propia reconstrucción, aunque no abandonaron totalmente sus compromisos partidarios. De esta época data el gacetillero, redactor de pelea o el fighting editor.
Encargado de la crónica local, en la que entonces se involucraban todos los aspectos de la vida diaria, debía ser al mismo tiempo reportero policial, crítico teatral, literario y taurino, cronista social y comentarista político; y cargar, encima de todo esto, una competente dosis de buen humor para hacer reír a los lectores a base de cualquier suceso inexplotable (Porras 1970: 39).
En una sociedad en la que, como diría Raúl Porras Barrenechea, “la abstinencia política nunca fue fácil”, el periodismo político dependió de los vaivenes de la endeble democracia: un sistema de partidos insolvente, una limitada participación ciudadana en las urnas (no era masiva, pues los analfabetos no votaban), una educación básica no generalizada y escasos sentimientos de pertenencia como colectividad.