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Esta historia es una obra de ficción y es producto de la imaginación del autor. Todas las similitudes con lugares reales o con personas vivas o muertas son pura coincidencia.
El Encargado de los Juegos1
Capítulo Uno
El golpe dolió.
Si no hubiera sido por el cubo de alcohol que había bebido, habría dolido mucho más, pensó Slim mientras se doblaba, tensando los restos estancados de los músculos militares de su estómago ante el próximo golpe.
—Lárgate. Ya te lo he dicho y no lo voy a repetir.
Unos dedos se cerraron sobre el cuello de Slim. Apareció un puño cerrado cuya silueta perfilaba una farola. Slim braceó esperando el impacto, pero cuando llegó el golpe no le dolió tanto como esperaba. Cayó al suelo mientras su atacante juraba agitando las manos.
Es lo que pasa con las caras. Generalmente son más duras que los huesos de un puño no acostumbrado a golpear.
El hombre se separó tambaleándose en el callejón. Slim se sentó y una tapa de metal de un cubo de basura le golpeó en un lado, seguido por un saco abierto que hizo que lloviera sobre él comida apestosa, con pieles de zanahorias y patatas pegándose a sus ropas y su cara.