Читать книгу Malestar en la civilización digital. Abordaje económico y filosófico онлайн
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Todo está en su lugar, pero todo puede modificarse, pues las condiciones de implantación de las nuevas tecnologías, como NTIC y NBIC (convergencia de la nanotecnología, biología, información y ciencias cognitivas), han cambiado. Nadie pudo imaginar —y ello es propio de las revoluciones exitosas— la llegada de esos jóvenes empresarios de apenas veinte años de edad que manipulaban códigos en su garaje y en las computadoras de su universidad, unas extrañas máquinas digitales. En el aspecto económico, se dio una especial coyuntura por la alianza entre los geeks (técnicos) y los jóvenes freaks (libertarios) en el clima anticonformista de la costa oeste norteamericana, puesto que, por una vez, la nueva tecnología no se desarrolló en los mastodontes de la industria informática como IBM, Hewlett-Packard (HP) o Xerox. ¿Quién iba a prever que todas esas iniciativas individuales iban a definir el mundo del mañana, este en el que vivimos ahora? Un viento de libertad soplaba en el oeste americano, donde, gracias a la web, cualquiera podría comunicar sus opiniones a todo el planeta. Los Estados aducían que ellos no debían inmiscuirse en los asuntos del ciberespacio, reino de la libre empresa. Para reforzar ese viento de innovación, dopado por las orgías de inversiones especulativas en las start-up, se propugnaba un ciberespacio sin ciudadanos ni regulaciones socioeconómicas, es decir, un universo compuesto únicamente de consumidores bajo el encanto de las nuevas tecnologías, muy frecuentemente gratuitas.