Читать книгу Carrera Mortal онлайн
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Sujetando sus muñecas fuertemente unidas, recorrió con su mano libre su cuerpo, bajando por sus costados y bajo sus pechos, antes de revisar entre sus piernas. Oh. Dios. Dios. Apretó su gran mano contra su entrepierna. El calor la invadió, tan caliente que casi se quemó por la oleada instantánea de lujuria. La gota que colmó el vaso fue que él la apretó, sus fosas nasales se abrieron de par en par al descubrir los pezones en ciernes, sus pechos sensibles e hinchados.
Él aflojó su agarre y ella se sentó, frotándose las muñecas. Sacó un pañuelo del bolsillo de su uniforme y se sonó la nariz, más que avergonzada. Su terrible aflicción la había dejado abierta y en carne viva. Buscó excusas para justificar su respuesta insensata. Su cuerpo había sido descuidado durante demasiado tiempo y ahora quería algo más, algo que no naciera de la desesperación, sino que fuera creado a partir de la vida y la lujuria. Pues que se calle de una puta vez. No tenía tiempo para sus exigencias. No ahora. Ni nunca.