Читать книгу Carrera Mortal онлайн
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—Sube a la azotea, revísala. El arma todavía está allí.
—¿La dejaste?
Piensa rápido. “Sí, tenía prisa por poner a esta joven a salvo.”
—¿Qué hacía allí arriba, señorita? —preguntó el agente, frunciendo el ceño.
Jake se volvió hacia Silk. La miró de arriba abajo, notando los débiles rastros de lágrimas aún evidentes en su rostro. Y qué cara más bonita tenía. Enormes ojos marrones como el chocolate, con reflejos dorados que hacían juego con los mechones dorados de su pelo castaño claro, recogido desordenadamente en un moño.
—Descanso fumando.
Gracias a Dios, ella es muy lista.
—De acuerdo. Sticks habló por la radio que llevaba en el cuello, poniendo al día a los hombres que estaban en el suelo.
Jake rodeó a Silk con su brazo, llevándola a su vehículo. Era hora de marcharse. Su mente iba a mil por hora, haciendo planes para salir de esta situación.
—Pero mi vehículo está por ahí, —protestó ella mientras él abría la puerta del pasajero de su camioneta GMC 1500 Sierra de color gris furtivo. La mujer era pequeña y la falta de estribos significaba que tendría que saltar para lograrlo si él no la ayudaba.