Читать книгу Carrera Mortal онлайн
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—Te voy a sacar de aquí lo más rápido que pueda. Olvídalo. Podría incriminarte.
—No, no lo hará, —dijo ella mientras él le quitaba la bolsa de las manos, subiéndola al asiento, sus manos automáticamente apretando su delicado trasero en el proceso. Ella las apartó de un manotazo y le dirigió una mirada que decía claramente “manos fuera”. Él recogió la bolsa y la arrojó en el asiento trasero de la camioneta.
—¿Por qué no?
—Porque realmente trabajo en la tienda de flores del edificio.
“De verdad”. La mujer le sorprendió aún más, subiendo en su estimación. Qué enorme cantidad de planificación debe haber ido en este casi golpe.
“No te muevas”, le advirtió, abrochándola en el asiento, consiguiendo rozar sus pechos en el proceso. Esta vez ella sólo se sonrojó. Pero su ingle se ensanchó de nuevo, como si su cerebro se hubiera desactivado y estuviera ahora reconectado directamente a su verga. Nota para sí mismo: tenga cuidado.
Se apresuró a dar la vuelta a la puerta del conductor, la abrió de un tirón y se subió junto a ella. Ella no había intentado escapar, lo cual era algo. Pero la sorprendió mirando con nostalgia un pequeño coche rojo aparcado justo enfrente de su camión, con la mano agarrando el picaporte como si fuera a salir corriendo. Su vehículo.