Читать книгу Malestar en la civilización digital. Abordaje económico y filosófico онлайн
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Datos abiertos, datos masivos, datos en bruto: los datos están hoy en el corazón de numerosos debates. ¡Pero no seamos ingenuos! Ellos constituyen el “ADN” de las grandes empresas que ofrecen servicios a los individuos. Los optimistas ven en ellos un recurso natural (como el agua, el aire o la madera en otras épocas), cuya cosecha y circulación están a punto de revolucionar la innovación tecnológica y social, y la democracia, mientras que los pesimistas los perciben como el carburante de los mecanismos que solo servirán a los poderosos y reforzarán las desigualdades. Pero seamos claros: un dato tiene interés siempre que esté agregado a otros. Es su procesamiento lo que constituye su valor, al igual que en el cerebro una neurona no sirve de nada si no está conectada a una multitud de otras neuronas. Su riqueza proviene de su relación en una red.
La cuestión de fondo es la de la propiedad de los datos personales a la hora de la hiperconectividad.
Cuando las informaciones se separan de cada uno de los individuos y son utilizadas para medir fenómenos masivos, es absurdo considerarlas como datos personales. Se convierten en recursos de carácter colectivo que hay que regular, entonces, como recursos colectivos y no como una suma de informaciones sobre individuos. (Trudel, 13 de marzo del 2018)