Читать книгу Informe 2084. Una historia oral del Gran Calentamiento онлайн
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He escuchado a algunos kayapo educados hablar sobre la razón por la que esto sucedió, pero no lo entiendo. ¿Cómo es posible que lo que la gente hace en tierras lejanas ocasione que nuestros bosques ardan? Dicen que hay algo en el aire que no se puede ver ni oler, un veneno que lo calienta y ahuyenta la lluvia. Muchas veces le he preguntado a Marta cómo podía ser eso, y ella me lo ha explicado con paciencia, pero tal vez soy demasiado viejo para entenderlo. Lo que sí sé por mis propios ojos y por hablar con ella y con los kayapo, que han viajado lejos, es que casi todo el bosque se ha quemado y se ha llevado consigo a la mayoría de los nativos. Los metyktire, los kayapo, los yanomami, ya casi todos nos hemos ido. Pero lo que me gustaría saber antes de morir es qué hizo arder nuestro bosque.
Megaron, permítame pedirle a su amiga Marta que responda a su pregunta. Señora Soares, ¿quién quemó la Amazonia?
Soares: Debo confesar que, aunque entiendo la respuesta, todavía me resulta difícil aceptar que cualquier poder en la Tierra haya causado la pérdida de casi toda la selva tropical amazónica en menos de un siglo. Megaron le dirá que la gente siempre había sabido que la selva amazónica podía arder: la habían estado quemando a propósito desde que él era un niño. Él quiere saber por qué no impidieron que los incendios se salieran de control. ¿No les importaba? Los hablantes de portugués tenemos un dicho: “Dançar à beira do caos”, esto es, “Bailar al borde del caos”. Eso es lo que hacía el mundo en ese entonces, pero bailamos demasiado cerca.