Читать книгу El Tigre del Subte . Y otros cuentos del encierro онлайн
37 страница из 41
Cuando Paolo escuchó esa versión, se quedó impactado, y ahí se le ocurrió lo que consideró que sería su mejor idea.
Durante un largo tiempo fue indagando la frecuencia de los pasajeros y cuántos se bajaban en cada una de las paradas. Sabía que había dieciséis estaciones entre su pueblo y el punto final de destino.
El tren llegaba dos veces por semana, así que Paolo se dedicó a escribir cartas a su madre, Valeria. Cada carta tenía una historia diferente sobre cómo estaba él, qué hacía y anécdotas varias de su día a día. Le contaba en cada una las aventuras de sus interminables viajes en el tren. A la semana enviaba treinta y dos cartas, una para cada estación, las cartas eran llevadas por los vecinos del pueblo y dejadas en el correo central de cada una de las paradas. La carta sellada decía: “Desde Aguascalientes, para Valeria Tinni”.
De esa manera correr delante o detrás del tren adquiría más sentido para él. Así pasó muchos días, y muchos meses, hasta que llegó el día en el cual en el tren llegó una carta sellada que decía: “Desde cualquier lugar, para Paolo”.