Читать книгу El misterio de los días. Claves para sanar y reinventar la vida онлайн
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Lo que habló me pareció interesante y en su entusiasmo había un trasfondo, un mensaje que iba más allá de cualquier país; sugería unidad, respetar las diferencias y unirse en lo esencial, en que todos somos seres humanos y cada persona puede creer en lo que sea su elección. Igualmente, en una casa pueden convivir muchas ideas —me aseveró— y el propósito final de todo es que juntos podemos avanzar si nos respetamos unos a otros.
Me dio un discurso sobre la destrucción de los pueblos, del poder que consumía al espíritu del ser humano, y que la locura de creer que tienes la razón y que eres mejor que otro era la enfermedad del presente.
En el templo dorado me dijo: “Todos son bienvenidos aquí y tú también. De ahí vienes y hacia allá vas”.
No entendí completamente el mensaje final de ese hermoso día, me pareció algo así como “del polvo vienes y en polvo te irás”, una indicación para no olvidar que somos solo pasajeros en esta vida y en esta realidad.
Su familia se veía de una clase acomodada, tenían negocios y aparentemente se notaba armonía entre ellos.