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Slim frunció en entrecejo. La muerte parecía perseguir a Dennis Sharp como una sombra.
—Acabo de conocer a su madre —dijo—. Sin un análisis oficial, creo que no está lo suficientemente bien de la cabeza como para manejar un fideicomiso. ¿No hay otros hermanos? ¿Primos? ¿Tal vez un hermano o hermana nacidos fuera del matrimonio dados en adopción?
Ford frunció el ceño.
—Es raro que lo diga.
Slim encogió los hombros.
—No estoy convencido de que aquí no pueda haber más parientes carnales que su madre.
—Una actitud bastante esnob, ¿no cree? Está suponiendo que la gente del campo no hace más que aparearse.
Slim se inclinó hacia delante, preparando su tono más condescendiente, consciente de que confirmaría su disfraz de abogado de la ciudad.
—¿No es así?
Ford se puso en pie.
—Creo que hemos acabado, Mr. Hardy. Espero que mi información le haya sido útil. —Luego se fue, levantando teatralmente la cara.
13
Capítulo Trece
A pesar de las advertencias de Croad, después de tomar un autobús de vuelta a Scuttleworth, Slim atravesó el pueblo. Subió unos escalones hasta un camino rural, subiendo la colina hasta que consiguió ver el matadero. Lejos de ser el destartalado alojamiento de sufrimiento y muerte animal que siempre había imaginado para esos lugares, era un bloque industrial limpio y compacto rodeado por un estacionamiento asfaltado y una alta alambrada.