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Croad le había traído más listas y, tan pronto como fue capaz, llamó a un hombre llamado Evan Ford, con la indicación de detective inspector entre corchetes junto a su nombre, seguido por una nota que decía: «en caso de que quiera comprobar que Den está realmente muerto».
Ford aceptó ver a Slim en el pueblo cercano de Stickwool. Reticente a que Croad le acompañara, Slim caminó hasta la carretera principal, donde tuvo la suerte de poder detener a un autobús local que pasaba y que lo dejó en las afueras del pueblo.
Ford llevaba una chaqueta ligera de paseo y tenía un bastón sobre sus rodillas. Su pelo se arremolinaba en mechones y unas gafas descomunales hacían que pareciera un agente de policía tratando de pasar inútilmente inadvertido. Se levantó para sacudir la mano de Slim y luego pidió a la única camarera dos cafés antes de que Slim hubiera podido siquiera ver una carta.
—Oí que podía llamarme en algún momento —dijo Ford como bienvenida—. ¿Es usted quien pregunta por Dennis Sharp? Algo acerca de una herencia.