Читать книгу El Encargado De Los Juegos онлайн
27 страница из 62
—¿Listo, muchacho? —rechinó Croad—. He tenido un día ocupado agitando el fango que tenemos delante.
Slim asintió, suspirando para sus adentros, preguntándose durante cuánto tiempo tendría que disfrutar de la abrasiva compañía de Croad antes de poder continuar solo con la investigación.
Croad también tenía coche, un antiguo Morris Marina, que parecía más viejo que su dueño. De un color verde desvaído, tenía una discordante puerta de color rojo cromado y una zona azul en el techo que parecía tapar un agujero en lo alto. Slim debió quedarse mirando, porque Croad se rio de repente y dijo:
—Techo solar. Casero. El aire no funciona.
Slim consideró decir algo acerca de las ventanas, pero se lo pensó mejor. En su lugar, dijo:
—¿Cuál es nuestra primera parada?
Croad sonrió.
—Imaginé que empezaríamos a trabajar de inmediato. Le llevo a ver al fantasma.
7
Capítulo Siete
Mientras el automóvil de Croad saltaba y rebotaba por caminos rurales de los que Slim estaba seguro de que no estaban en sus mapas aéreos, el aire entraba por el agujero del techo mientras el tablero pintado de azul que normalmente cubría la abertura se encontraba a sus pies. Slim estaba seguro de que nadie que se fuera a encontrar con un fantasma real pasaría el rato hablando de partidos hace tiempo olvidados del Queens Park Rangers.