Читать книгу Narcosis онлайн
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Nos recibió la directora, una mujer muy entrada en años. Se llamaba Josefina. Era muy amargada, mala, nunca se casó y por lo tanto no tuvo hijos. No me quisieron recibir porque yo aún no tenía mi cédula de identidad, pues yo nunca había sido inscrito en el registro civil. Ante la sociedad no tenía un nombre ni apelativo. Mi tía le dio un dinero y le dijo: Llámelo Lorenzo. Y la anciana aceptó.
Sabemos que así se resuelven siempre los problemas. Esos estados problemáticos. El dinero es el rey de la humanidad. De esa humanidad enferma que piensa que el dinero lo resuelve todo. Compra muchas cosas, pero jamás comprará la felicidad, la verdadera felicidad. El dinero es poder y lo estaba demostrando.
Una vez dentro del internado doña Josefina me predicó un gran sermón que parecía que nunca iría a terminar. Yo fingí prestar atención. Me leyó las reglas de su institución, pero también las he olvidado.
Me dieron el uniforme y estaba listo para mi primer día de clases con la profesora de cultura física.