Читать книгу El Tigre del Subte . Y otros cuentos del encierro онлайн
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Todos sintieron un gran alivio. Estarían a salvo cuando Cacho desapareciera.
El 14 de julio de 1963, nueve meses después del crimen, un prestigioso psiquiatra debía poner a prueba una importante teoría y para ello necesitaba un sentenciado a muerte. Obviamente tenía que ser Cacho, ¿por qué su suerte cambiaría?
Le detallaron al prisionero la forma como iba a morir: sin dolor, en silencio y con mucha tranquilidad. Cacho, que seguía siendo una persona dócil, amable y cálida, agradeció la cortesía con la cual era tratado. Por primera vez en su desdichada vida algo bondadoso le ocurría y justo era para morir.
“Pero mejor morir así y no como un animal”, pensó.
Llegó el momento. El 25 de agosto de 1963 a las 10 horas, Cacho sentía su muñeca tibia por la continuidad de la espesa sangre que salía de ella. “El silencio del recinto era sombrío. De forma casi desesperante se escuchaba el lento y constante golpeteo de la sangre al caer al piso”.
No le dolió el corte que le hicieron. Tampoco le sorprendió que le pusieran una capucha, estaba acostumbrado a que no quisieran verle la cara.